¿Por qué gusta tanto el picante? Aunque nos haga sudar…
No sé a vosotros pero a mí me encanta el picante. Es que en mi opinión no hay nada como tomarse una buena ración de patatas bravas acompañadas de un buen vino o una cerveza. Y esa sensación que se te queda en la boca después de una pinchada de patata con salsa… O qué me decís de una ración de pimientos de Padrón cuando te toca uno que pica a rabiar pero que sin dudarlo e inexplicablemente repites aún a sabiendas de que te puede tocar otro igual de picante..
Pues resulta que existe una explicación científica para este fenómeno… Existe una sustancia responsable de que nos atraiga tanto el picante es la capsaicina y que está presente en la pimienta, los pimientos picantes, la cayena, la mostaza de Dijón, el tabasco y el pimentón, entre otras sustancias, aunque todas con el denominador común del picante. La capsaicina, que en concentraciones adecuadas, favorece en nuestro cerebro la producción de endorfinas que son las responsables de producirnos esa sensación de bienestar. De ahí que asociemos el picante al placer.
Otro de los efectos de esta sustancia es que estimula los receptores de calor y dolor de la epidermis, produciendo así una circulación sanguínea más intensa y una intensa sensación de quemazón en la boca. El cerebro cree que la temperatura corporal está aumentando peligrosamente, y pone en marcha los mecanismos necesarios para evitarlo, entre ellos el sudor y la dilatación de los vasos sanguíneos que son los causantes de ruborizarnos.
De modo que ya sabéis, la próxima vez que toméis una comida con picante qué es lo que produce que nos guste tanto y cuales son los efectos que produce en nuestro cuerpo. Seguro que a partir de ahora, como en mi caso, veréis al picante y sus efectos de una manera completamente diferente.
Espero que os haya gustado y lo acompañéis, por ejemplo, con una ración de choricitos picantes al infierno. Un saludo 😉